miércoles, noviembre 26, 2008

No es cuento...

Cuando llegué a la puerta de la carpintería llevando una de mis sillas que necesitaba ser reparada escuché al carpintero que trabajaba intensamente con quien supuse sería su aprendiz al que le decía: "Tomá... ¿Qué te parece?... Tomá, para que aprendas... Ahora vas a ver... Ahí... Tomá ésta...", mientras que de fondo se escuchaban los sonidos de los serruchos, cepillos, formones, lijas y martillos. No quise interrumpirlos, así que esperé pacientemente hasta que los ruidos amainaron. Cuál no sería mi sorpresa al entrar al taller y encontrar sólo a un enjuto ancianito, el cual se encontraba trabajosamente de pie al lado de una montaña de aserrín. El mismo se acercó hacia mí extendiendo su trémula mano con gesto amable y se presentó diciendo: "Gepetto, ¿en qué puedo servirle?"

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