A las Cristinas (y Rominas, Karinas, Adolfinas, etc)

Oh, Cristina
Divina
y femenina
patina
danzarina
por la colina
(¿Alpina,
andina,
o apenina?)
y camina
cancina.
Con resina
y creolina
culmina
la ocarina,
afina
la mandolina,
mas desafina
la "madamina"
y la "carmina".
En la marina,
de fajina
ella domina
la carabina
y se indisciplina
y se insubordina.
Bah, se amotina.
Se autodenomina
tonina
submarina
de piscina
¿o era corbina
de tina?
Aglutina
lavandina
y anilina,
y refina
morfina,
medicina
para la angina
y la dañina
tosferina.
La fascina
la estricnina
que asesina
y fulmina.
Se encamina
a la turbina
de la usina,
que confina
una bobina,
y que rechina,
y contamina.
La examina,
se determina,
y deshollina
la serpentina.
Pero ilumina
con diamantina
parafina,
se empecina
y calcina
la encina.
Su rutina
sabatina
matutina
y vespertina,
por la propina
cocina,
con harina,
pascualina
de sardina
sin espina,
y se trasmina.
Se engolosina,
y combina
cristalina
gelatina
de mandarina
y granadina...
En la letrina
elimina
orina,
determina
la toxina,
y empina
la insulina.
Imagina
que origina
coordina
y apardina
una tontina.
Se inclina.
Tras su cortina,
de muselina
fina,
como neblina,
atina
la retina
a su vecina
de la esquina,
la albina
rosarina
Fermina
Molina.
Ladina,
adivina...
¿es bovina,
ovina,
equina,
felina,
canina?
Defina...
No, porcina.
Mezquina
Se reclina...
Maquina...
No opina.
¿Se avecina
la catramina
de su madrina,
o la limusina
de su sobrina?
La repentina
bocina
sin sordina,
la conmina.
...
(ya termina)
...
se confina,
se hacina.
Es su ruina.
¡Qué mina,
Cristina!

FIN...a